Una exposición en el Museo Alemán de Historia de Berlín recorre, a partir de 14 lugares emblemáticos, el comienzo, desarrollo y desenlace de la I Guerra Mundial y  reflexiona sobre las consecuencias de la contienda.

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Entre los lugares están las orillas del río Marne o los campos de Verdún, escenarios de batallas, pero también ciudades como Berlín o Bruselas en donde, aunque no hubo episodios bélicos sí hubo repercusiones de la guerra. Los lugares se asocian a temas y mitos de la contienda. Así, por ejemplo, Ypern, en Bélgica, aparece como el primer campo de batalla en el que se utilizaron armas químicas y la exposición acompaña esa constatación con ejemplares de las máscaras que se desarrollaron para contrarrestar los efectos del gas venenoso.

Tannenberg, en Prusia Oriental, es el sitio en el que se creo una leyenda en torno al general Paul von Hindenburg que años más tarde le allanaría el camino al poder a los nazis. Somme, entre otras cosas, es el lugar donde peleó Ernst Jünger, de quien se pueden ver unos originales de sus míticos diarios de guerra en la exposición así como su casco, perforado por una bala, o el casco de un oficial británico que el escritor conservó como trofeo de guerra.

Visión panorámica de los cuatro años de guerra:

“La I Guerra Mundial. 1914-1918”, es el lacónico título de la exposición que aparece sobre un fondo negro y sin imagen alguna. “Estuvimos pensando qué imagen podía resumir el contenido de esta exposición y llegamos a la conclusión de que ninguna imagen lo lograba. Por eso hemos recurrido a esa solución gráfica”, explicó el director del museo, Alexander Koch. A diferencia de otras muestras sobre el tema, la exposición de Berlín no se ha centrado en un aspecto temático determinado o en una región sino que pretende dar una visión panorámica de los cuatro años de la guerra, desde diversas perspectivas. “Esa guerra todavía tiene que decirnos muchas cosas a todos. Fue una guerra con escenarios predominantemente europeos pero con consecuencias”, dijo Koch.

A la entrada de la exposición hay una especie de prólogo, que presenta el mundo anterior a 1914 y en las paredes pueden leerse citas de personas, entre ellos el filósofo Friedrich Engels, que ya en el siglo XIX habían pronosticado una carnicería sin precedentes en Europa. Engels, en un texto de 1887, predecía que llegaría el día en que millones de soldados entrarían en una contienda sin precedentes en Europa y terminarían en tres o cuatro años produciendo tanta desolación como había producido en su momento la guerra de los 30 años.

La guerra, como es bien sabido empieza en Sarajevo, con el asesinato del archiduque Francisco Fernando -heredero de la corona del imperio austrohúngaro- y de su esposa a manos del nacionalista serbio Gavrilo Prinzip en julio de 1914. Prinzip, como se recuerda en la exposición, es considerado todavía un héroe por el 65 por ciento de los serbios y sólo un 7 por ciento lo tilda de terrorista, según una encuesta de 2013, y hay monumentos en su honor en Belgrado y Sarajevo. En todo caso, tras el asesinato de Francisco Fernando empezó en Europa lo que Koch calificó de una escalada militar sin precedentes.

Ya el 1 de agosto se ordena la movilización de tropas en Francia y en Alemania, que además le declara la guerra a Rusia. La declaración de guerra a Francia por parte de Alemania ocurre el 3 de agosto pero un día antes las tropas alemanas habían ocupado Luxemburgo. Un periódico del 4 de agosto de 1914, el “Zwernowitzer Allgemeine Zeitung” , hablaba en su portada de una “guerra mundial” para explicar lo que estaba ocurriendo.

Después vienen Marne, Verdun, Ypern, Somme y otros nombres de batallas hasta que, en el apartado dedicado a Berlín, se constata como a partir de 1916 en las grandes ciudades empezó a haber un cansancio de la guerra motivado por la escasez y las privaciones. Al final el descontento llevó a la revolución que en diciembre de 1918 forzó la capitulación de Guillermo II, la capitulación alemana y el Tratado de Versalles. En el último espacio, se documenta como la extrema derecha explotó la rendición y el Tratado de Versalles como herramientas de propaganda, que ayudaron posteriormente a la llegada de los nazis al poder. EFE_ Rodrigo Zuleta

IMAGEN:  Fotografía facilitada por el Museo del Louvre de Lens de “Today’s life and War” (2008), de Gohar Dashti, que forma parte de la muestra “Les Désastres de la Guerre. 1800-2014”, con la que a partir de mañana se conmemorará el centenario de la I Guerra Mundial. EFE