Moscú acoge estos días la histórica serie de fotografías del estadounidense Garry Winogrand “Las mujeres son hermosas”, un testimonio gráfico que refleja momentos de la época de la liberación de la mujer, captados en las calles de Nueva York en los pasados años de las décadas de los sesenta y setenta.

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“Es la historia de una época, es la historia de cuando las mujeres empezaron a liberarse y cuenta muy bien cómo las actitudes se convirtieron en formas”, relata la coleccionista española Lola Garrido, quien trajo la exposición a la capital rusa donde permanecerá abierta al publico hasta el 23 de marzo. En esas fotografías, seleccionadas minuciosamente para ubicar al espectador en el ambiente de la revolucionaria transición en la actitud hacia la mujer, se puede apreciar como “las mujeres ya no tienen miedo de andar en bicicletas sin pantalones, de tumbarse en el césped, de enseñar los pechos”, apunta Garrido.

Las instantáneas son un relato elocuente de momentos de despreocupación, de alegría, de una época cuando agonizaban en Occidente los prejuicios sobre el papel de la mujer, que se dejaba llevar por ansias de respirar el aire de la libertad. “Son mujeres que generalmente van solas por las calles y ya no necesitan estar acompañadas todo el rato por el hombre que las protege”, explica Garrido en relación a las protagonistas de las obras de Winogrand, presentes en los mayores festivales de fotografía en el mundo. Y añade que es “uno de los fotógrafos iconos seminales del siglo XX. La fotografía le debe mucho y sobre todo le debe el reportaje a ver pasado, a ser documentalismo de género”.

Según la coleccionista, cuyos fondos contienen un total de 800 obras que reproducen la historia de la formación de lo que es la fotografía de hoy, en esta ocasión se trata de “un estilo donde la forma y el contenido van de la mano”. Asegura que “hasta entonces la fotografía se fijaba más en la forma. Pero el arte no es equilibrio, es inquietud. Una nueva época y un nuevo momento de la fotografía contemporánea”, dice.

Para Lola Garrido esa serie, publicada por primera vez en 1975 y tomada entonces por las críticas con poco entusiasmo, va más allá de una simple aspiración a exponer imágenes: es algo personal, autobiográfico, son los tiempos que le tocó vivir a la coleccionista. “Yo me acuerdo de esta época donde se luchaba mucho por la igualdad (…) Yo no tengo nada contra los hombres, yo lo que quiero es que los hombres no ocupen mi espacio y que sean compañeros de vida y no titulares”, confiesa. Y recuerda que cuando consiguió la colección pensó que era una especie de autobiografía y que debía pertenecer a su corpus.

La prensa rusa dedicó amplios espacios a esta exposición, y no solo por el hecho de que forma parte del afamado “Fotobiennale” del museo, evento que este año celebra su décimo aniversario. Winogrand últimamente ha despertado el interés del público ruso, sobre todo, de los jóvenes que hoy sienten una verdadera pasión por la época en la que el fotógrafo estadounidense, fallecido en 1984 a la edad de 56 años, recorría las calles con el gran angular de su Leica M4 para captar las imágenes que lo convirtieron en una celebridad.

El que es considerado uno de los padres de la fotografía callejera recibió tres Becas Guggenheim en 1964, 1969 y 1979, mientras sus obras fueron expuestas por primera vez en 1963, en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York. “Pues, sí: son guapas. Pues, sí: se soltaron los pelos, se quitaron las bragas, se cortaron las faldas, se enfundaron en sus vaqueros. Se fueron a bailar, a trabajar, a manifestarse”, escribe el destacado diario ruso Kommersant. Y añade: “Pero ahora se ve que ‘las mujeres hermosas’ de Winogrand, captadas en los traspasos y las paradas, en los parques y las playas, en los bares y restaurantes, han salido a la calle para nunca volver a su hogar: a la cuna del niño, al fogón y a su rutina”. EFE_Vladímir Mkrtchian.

 

IMAGEN: Varios vistantes observan la histórica serie de fotografías del estadounidense Garry Winogrand “Las mujeres son hermosas”, un testimonio gráfico que refleja momentos de la época de la liberación de la mujer, captados en las calles de Nueva York en los pasados años de las décadas de los sesenta y setenta. EFE