Las pinturas italianas barrocas son un tesoro por descubrir en las colecciones del Museo del Prado y a ellas estará dedicada la Cátedra titulada “Un siglo crítico: La pintura boloñesa del siglo XVII en España”.

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En su quinta edición, la Cátedra estará dirigida por Elizabeth Cropper, directora del CASVA (Centro de Estudios avanzados de artes visuales), perteneciente a la National Gallery de Washington y destacada especialista en pintura francesa e italiana del Renacimiento y del arte Barroco. Cropper es “una de las más prestigiosas historiadoras en esta materia”, en opinión de Miguel Falomir, quien ha comparecido por primera vez como nuevo director adjunto del Prado.

Con esta Cátedra, “la actividad más importante que convoca el Centro de Estudios del museo”, se quiere llamar la atención “sobre una colección extraordinaria que siempre ha merecido menos atención de la que debía, incluso dentro del Prado“. Falomir ha afirmado que pocas colecciones pueden competir con la del Prado. “Cuando se habla de tesoros ocultos en el museo, probablemente la mayoría son de esta colección”, ha dicho y ha recordado que, cuando él llego al museo, “ni siquiera se exponía a Caravaggio”. Se trata de una colección “maravillosa y la gran desconocida del Prado, con iconos que no siempre han recibido la debida atención”.

Bicentenario del Prado

En cuanto al futuro más inmediato, Miguel Falomir ha recordado que en el 2019 el Museo del Prado celebra su bicentenario “y hay que empezar a pensar en el próximo programa expositivo”. Por ahora,
importante críticos analizarán en la Cátedra del Prado las pinturas italianas barrocas de las colecciones españolas y en particular las del Prado. Así, se estudiará desde Aguchi a Bellori, con especial atención en Carlo Cesare Malvasia.

Las conferencias profundizarán en la importancia de cuatro artistas que Malvasia vio como los herederos de la tradición de los Carracci: Guido Reni, Domenichino, Guercino y Francesco Albani. Para Elizabeth Cropper, en el Prado “hay auténticas obras maestras que no se conocen bien”, y algunas de ellas hace 50 años “no se consideraban ni auténticas ni importantes. Se creía que eran copias o versiones secundarias”, como ocurría con la “Virgen de la silla”, de Guido Reni.

La experta ha considerado que se ha avanzado mucho en los estudios, “aunque todavía hay mucho por hacer”. Cropper ha mostrado su satisfacción por haber podido contemplar la exposición “10 Picassos del Kunstmuseum Basel”, ya que en ella se aprecia “cómo Picasso piensa en estilos anteriores de la historia del arte, que es lo que querían hacer los Carracci en su momento”. La historiadora visitó ayer los almacenes del Prado: “Vi dos obras mitológicas de Albani. Espero que la Cátedra sea una oportunidad para que el público pueda conocer estas obras”. Sobre este punto, Miguel Falomir ha comentado que “la riqueza de estas colecciones es tal que no hay espacio para que se puedan ver todas”, lo que se espera se pueda hacer con motivo de la Cátedra.

IMAGEN: Vista de la fachada del Museo del Prado de Madrid. EFE/Archivo