La realidad de los mosqueteros franceses del Antiguo Régimen se enfrenta en París, a través de una exposición, a la versión novelada que dio de ellos el escritor Alejandro Dumas, tan popular, que ha quedado como la verdadera en el imaginario colectivo.

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La muestra, que podrá verse hasta el 14 de julio próximo en el Museo de la Armada parisino, celebra el papel de “historiador involuntario” que jugó el autor francés, al tiempo que lo matiza. “Alejandro Dumas fue muy respetuoso con la historia, recreó con fidelidad escenarios y hechos históricos, pero también cayó en imprecisiones, sobre todo cronológicas”, explica el comisario de la exposición, Olivier Renaudeau.

Además de subsanar algunos de esos errores, precisa Renaudeau, la muestra busca arrojar luz sobre pasajes que Dumas, en tanto que novelista, inventó para sus historias y que “han sido aceptados como reales en el imaginario popular”. Lejos de afearle su falta de rigor, el comisario agradece al novelista el hecho de que “todo el mundo conozca hoy a la guardia de los reyes franceses durante el Antiguo Régimen, los mosqueteros”. Renaudeau asegura que sin los escritos de Dumas (1802-1870) “solo los expertos estarían al tanto de ese periodo de la historia francesa”. La popularidad de la obra ha generado una curiosidad por la época que la muestra pretende esclarecer y contextualizar.

Piezas procedentes de diferentes museos e instituciones:

El itinerario arranca con un mosaico gigante que glosa, a través de un eje cronológico, la historia de París desde el nacimiento en 1615 de Charles de Batz-Castelmore, el verdadero D’Artagnan, hasta la muerte de Alejandro Dumas en 1870. Ante el espectador se despliega entonces un recorrido jalonado de obras de arte, objetos, documentos y reliquias que han sido cedidas por otros museos e instituciones francesas o extranjeras. La colección incluye originales de espadas, floretes, mosquetones (arma a la que los mosqueteros deben su nombre), vestidos, misivas del cardenal Richelieu o bosquejos en los que Alejandro Dumas garabateó apuntes para sus novelas. También hay cuadros que recrean acontecimientos históricos como el asedio de la Rochelle, que ocurrió entre 1627 y 1628, o el sitio de Maastricht, donde en 1673 tanto el D’Artagnan ficticio como el real encontraron la muerte.

El cine y el teatro, debido a las numerosas adaptaciones que se han hecho de “Los tres mosqueteros”, están también muy presentes en la muestra, que incluye varias proyecciones audiovisuales, como el primer corto que adaptó la novela de Dumas en 1909. A través de una serie de recortes de periódicos originales, la exposición, bautizada con el nombre de “Mousquetaires!”, testimonia asimismo la fiebre que la obra desató en Europa después de su publicación en 1844. Una fama que ha llegado “intacta” hasta la actualidad y que es la “culpable” de que algunos acontecimientos ficticios se hayan tomado como verídicos, insiste el comisario.

Dumas “era escritor, no historiador, y por lo tanto no estaba obligado a reflejar de una manera cien por cien fidedigna los hechos”, puntualiza. Sin embargo, su novela “alcanzó tanto éxito que ya fue imposible distinguir la realidad de la ficción”, abunda Renaudeau, al tiempo que destaca “los paralelismos” que se dieron entre la biografía del autor y el gascón que protagonizó su novela. Como su D’Artagnan, “Alejandro Dumas también fue un hombre de provincias que fue a buscarse la vida a París, desde donde, al igual que el mosquetero, pasó a la historia”, asegura el comisario. EFE_Jorge Martínez.

IMAGEN:  Fotografía facilitada por la agencia “Heymann Renoult Associés” que muestra un retrato de un oficial de los mosqueteros de la segunda compañía. EFE