La relación entre arte y ciencia a lo largo de los últimos siglos se aprecia en las diez obras que forman la exposición “Miradas cruzadas. Arte y ciencia”, que abre sus puertas en el Museo Thyssen-Bornemisza.

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 Hart

Formada con pinturas pertenecientes a la colección permanente del museo, con artistas como Frederic Edwin Church, Henri Edmond Cross, Sonia Delaunay-Terk o Frantisek Kupka, las obras ilustran los puntos en común entre ambas disciplinas. Entre estos figuran la creación de dimensiones espaciales acordes con las modernas teorías geométricas, el impacto en el arte de los estudios científicos sobre el color o el interés de los paisajistas del siglo XIX por las ciencias naturales.

El afán por comprender las reglas que subyacen tras la apariencia cambiante del mundo es y ha sido una aspiración no solo científica, sino también compartida por muchos artistas. Por ello, desde el Renacimiento numerosos pintores han encontrado en las aportaciones científicas de su época un estímulo para el desarrollo de su propia sensibilidad, buscando en ellas las claves para conocer su entorno o, simplemente, para alcanzar una mayor destreza en el trazado de la perspectiva o en la aplicación del color.

Interés por la ciencia

Cross_Playa_efectodetarde_Thyssen

“Rincón de una biblioteca” (1711), de Jan Jans Van der Heyden, abre el recorrido de la muestra comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, conservador del museo. El primer grupo de obras está dedicado al interés que las ciencias de la naturaleza suscitaron entre los paisajistas americanos del siglo XIX gracias a los numerosos avances científicos del momento. Ahondar en la observación de los fenómenos naturales, algo vinculado a la nueva importancia concedida al género del paisaje, se convirtió en un medio para alcanzar una mejor comprensión del orden divino. Así se aprecia en las obras de Frederic Edwin Church, James McDougal Hart o Martin Johson Heade, que viajaron por todo el continente americano plasmando en sus cuadros el esplendor de la naturaleza.

Los estudios cromáticos

Un segundo grupo de obras centra la atención sobre el fuerte impacto que tuvieron los estudios cromáticos y los tratados de óptica sobre los artistas afincados en el París de finales de XIX y principios del XX. Por su parte, los pintores neoimpresionistas ensayaron en sus obras la mezcla óptica de colores, como se aprecia en obras de Henri-Edmond Cross, Seurat y Signac, así como de Gino Severini, el más cercano entre los futuristas al neoimpresionismo francés.

Delaunay_ContrastesSimultaneos_Thyssen

Igualmente, algunos artistas pioneros de la abstracción, como Sonia Delaunay-Terk, centraron su atención en plasmar la luz en sus cuadros a través de contrastes de color. Para los pintores de las vanguardias de principios del siglo XX, las teorías asociadas a la extradimensionalidad fueron una liberación con respecto a la perspectiva tridimensional renacentista, lo que les permitió abrir nuevas vías de expresión artística y ensayar diferentes formas de representación.

La popularización de la Teoría General de la Relatividad de Einstein, con su redefinición de la cuarta dimensión como tiempo en lugar de espacio, puso fin a la pretensión de muchos artistas de representar dimensiones espaciales extra. Lo ilustran en la instalación obras de Max Weber, Frantisek Kupka y Theo van Doesburg.

IMAGEN: Fotografías facilitadas por el Museo Thyssen-Bornemisza de algunas de las obras que conforman la exposición “Arte y ciencia” de James McDougal Hart (Verano en Castkills), Henri Edmond Cross (Playa, efecto de tarde) y Sonia Delaunay-Terk (Contrastes simultáneos).