Tesoros históricos, artísticos, etnográficos enterrados bajo metros de tierra esperando ser descubiertos. Es incontable el patrimonio arqueológico de España, donde a lo largo de los siglos pasaron diferentes pueblos y culturas dejando pequeños rastros dispersos por toda la geografía. Huete, un pintoresco pueblo de Cuenca, es de los más recientes ejemplos de esta situación. ¿Por qué? Por el hallazgo en su subsuelo de una antigua bodega de vino de hace cinco siglos. Un descubrimiento que implica una ardua gestión para que finalmente el visitante pueda disfrutar de sus reliquias.
Canal Patrimonio_ Fundación Huete Futuro/Daniel González
Un trabajo y un proyecto de meses, que desde la fundación local “Huete Futuro” quieren poner en valor, pues no es fácil desenterrar y acondicionar una estancia que ha permanecido siglos soterrada. Detrás de todo elemento patrimonial existe no solo un incalculable valor cultural, sino también una necesaria gestión que garantice su futuro. El objetivo de la Fundación para los próximos años es incorporar esta cueva-bodega a las rutas turísticas que la localidad conquense ya ofrece a los visitantes.
De esta forma se añade un atractivo más a su ya considerable patrimonio. El paso de los romanos, árabes y por último de los cristianos ha concedido a Huete un conjunto histórico-artístico muy rico y variado. Monasterios, iglesias o un castillo de diferentes estilos y épocas repartidos por todo su casco histórico, como las ruinas de la iglesia de Santa María de Atienza del siglo XIII, el monasterio de Jesús y María del siglo XVI, la ruta etnográfica de museos, con el de la Fragua o el de Arte Sacro, o las minas romanas del lapis specularis.
Una bodega entre docenas sin descubrir
El origen de la cueva, que se remonta al siglo XVI, se deduce de la inscripción de una de las tinajas encontradas en su interior, cuyo grafismo se atribuye a esta época. Esta concavidad podría formar parte de un grupo representativo de bodegas subterráneas que en el pasado se ubicaban en las laderas del cerro de Santa Ana, en la parte alta de la localidad.
Por este motivo, se empezó a buscar en uno de los taludes, y por casualidad, se descubrió esta cueva tras ceder el terreno en un pequeño redondel que resultó ser una piquera, nombre que se le daba al hueco en el techo de la bodega por el que se tiraba la uva, que caía en unos cestos donde se pisaba para luego producir el vino dentro de las tinajas. La cueva, que estaba llena de tierra y escombros tras décadas soterrada y olvidada, conservaba dentro siete tinajas, tres de ellas rotas, el lagar y una estancia auxiliar de casi 22 m2.
Un granito de arena para contribuir a su recuperación
Tras el hallazgo se inició una etapa para restaurar y acondicionar la estancia vinícola, iniciando las gestiones para conseguir financiación y llevar a cabo el proyecto. Con ayudas de Fondos Europeos para el Desarrollo Rural se logró desenterrar la bodega, limpiar y consolidar sus paramentos y formar un acceso adecuado para recibir visitas. Una vez recuperada, se inició el proceso para su musealización y ambientación, dotándola de paneles informativos, mobiliario, iluminación y otros elementos decorativos y de menaje para dar servicio y ambientación a los futuros visitantes.
Tras meses de trabajo, el pasado 20 de julio se inauguró el museo, donde a partir del mes de agosto el público podrá instruirse sobre la forma tradicional de elaboración del vino y degustar una copa del tinto producido actualmente en el municipio: Pago Calzadilla, junto con un queso curado de oveja, también típico de la Alcarria conquense.
Ahora desde la Fundación, que trabaja para fomentar el desarrollo presente y futuro de Huete, a través de la puesta en valor de sus elementos patrimoniales, se ha abierto una campaña de crowdfunding para cubrir una parte de los costes del museo. Con aportaciones que van desde 20 € a 230 €, los mecenas disfrutarán de recompensas vinculadas a la cueva y al patrimonio etnológico y cultural, como visitas guiadas a bodegas de la zona y degustación de sus vinos y productos típicos o una ruta etnográfica por los museos del pueblo.
Granitos de arena que deberían ser piedras robustas si de verdad valoramos nuestra historia, nuestro arte y por ende nuestra cultura. Un país debe edificarse no solo bajo grandes símbolos patrimoniales -catedrales, palacios, monasterios-, sino también sobre sus humildes ruinas y pueblos, sus viejas y denostadas piedras, su historia enterrada, su folclore y todo aquello que durante siglos nos ha formado como un pueblo multicultural.
Campaña de Crowdfunding
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