Ser campanero es una afición que cada vez cuenta con más seguidores en España y en Europa, con la particularidad de que en su mayoría son personas que no suelen llegar a los 30 años de edad y conforman un tándem entre “campanas viejas y gente muy joven” que tiene “mucha energía”.

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Así lo explicó en una entrevista a EFE Eliseu Martínez Roig, miembro de la asociación Campaners de la Catedral de Valencia y el único español que participó con una ponencia en la Cumbre europea de Jóvenes Profesionales celebrada en Berlín a finales de junio, donde expuso su experiencia personal sobre el patrimonio inmaterial de las campanas y los campaneros.

“Hay una pasión por hacer sonar las campanas, y  también por escucharlas”, asegura Martínez, quien con 15 años empezó a tañer las campanas góticas de la torre de la Catedral sin que en su familia hubiera antecedentes de esta afición y ahora, con 30 años, prepara una tesis doctoral sobre la evolución de los toques de campanas.

“No entendemos nuestros días de fiesta sin ir a tocar. Yo hace quince años que no estoy el día de Navidad en casa, porque mi espacio ese día es la torre, y todo el mundo en casa lo sabe”, señala este campanero, quien destaca que se trata de un trabajo voluntario pero cumplen con el calendario convenido con la Catedral, que incluye unos 70 días al año de toques.

Conservar el toque manual

Destaca que hace unos años lo moderno era que “los santos fueran con ruedas y las campanas con motores”, con el riesgo que supone para el patrimonio que la ciudadanía deje de interactuar con él, por lo que en la actualidad es “un éxito” que los toques manuales de campana se hayan “normalizado” y que la sociedad se sienta “orgullosa” de ello.

Asegura que los grupos de campaneros que se constituyen en la actualidad tanto en España como en otros países europeos los conforman personas “muy jóvenes”, e incluso ahora mismo en la catedral de Valencia tienen a gente esperando a cumplir los 14 o 15 años para poder tocar.

Reivindica que los campaneros no viven “en la melancolía”, de forma que el hecho de tocar las campanas “no es para rememorar” tiempos pasados, sino que se recupera música de otros siglos mientras se construye un presente adaptado a los cambios, pues por ejemplo ahora es impensable hacer el toque de alba a las cuatro de la mañana.

Europe is Ringing!

Martínez ha presentado además en la Cumbre de Jóvenes Profesionales su proyecto “Europe is Ringing!”, que inició en 2014 con el objetivo de contar con una plataforma que sea “punto de encuentro” de campaneros de toda Europa, para poder saber cuántos son, cómo tocan y qué modelo de gestión aplican.

Explica que Italia es un país “muy campanero”, pues por ejemplo en Verona y sus alrededores hay 2.500 campaneros, y también hay tradición en los Países Bajos,  Bélgica o Austria, mientras que Inglaterra es “el país campanero por excelencia”, pues llevan 300 años haciendo el toque manual de campanas y cada torre tiene su cuadrilla o “colla” de campaneros, mientras que en Rusia hay ahora un resurgir.

En España, estima que en la Comunitat Valenciana es donde actualmente hay más campaneros, pues existen más de 30 collas, aunque en lugares como en Castilla y León, el País Vasco o Cataluña se están recuperando un “fenómeno” en el que los Campaners de la Catedral han jugado un papel importante en la difusión de este patrimonio.

Martínez reivindica que conjugan tradición con lo contemporáneo: “Tocamos en un espacio muy antiguo, con unas partituras medievales, unas campanas muy viejas y una gente muy joven” que vive el momento actual y disfruta de una sociedad en la que, asegura, ya no es noticia que las campanas se toquen manualmente. EFE_Loli Benlloch

 

IMÁGENES: Eliseu Martinez, campanero del Miguelete (Valéncia). EFE