Los parientes del fallecido coleccionista alemán Cornelius Gurlitt celebraron la decisión de éste de legar sus valiosos cuadros al Museo de Arte de Berna y manifestaron su esperanza de que esta institución acepte la herencia y pueda recibirla.

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“Celebramos el testamento de Cornelius Gurlitt que nombra al Museo de Berna como único heredero de su colección”, dice una declaración firmada por el cuñado de Gurlitt, Klaus Frässle, y otros familiares. “Tenemos la esperanza de que el museo pueda hacerse cargo de la herencia”, agrega la declaración. Cornelius Gurlitt era hijo del marchante Hildebrandt Gurlitt, uno de los pocos autorizados por el régimen nazi a hacer negocios con obras del llamado “arte degenerado”.

El coleccionista pasó buena parte de su vida en el anonimato hasta que, en el marco de la investigación de un posible delito fiscal, se encontraron en su apartamento más de 1.200 obras de arte, algunas de las cuales pudieron haber sido arrebatadas por los nazis a sus legítimos propietarios judíos. Gurlitt era soltero, no tuvo hijos y cuando murió, a los 81 años, sus padres y su hermana ya habían muerto.

En Alemania sólo los hijos, el cónyuge y los padres del fallecido son considerados por la legislación como herederos forzosos. Poco antes de su fallecimiento el coleccionista había llegado a un acuerdo con las autoridades alemanas para que se investigara el origen de cerca de seiscientas piezas de su extensa colección, con el propósito de determinar si habían sido arrebatas durante los años del régimen nazi a sus propietarios judíos.

Tras conocerse el testamento, el ministerio de Cultura del estado federado alemán de Baviera anunció que examinaría si parte de las obras de la colección de Gurlitt pueden considerarse patrimonio cultural alemán, con lo que se necesitaría una autorización especial para que salieran del país.

IMAGEN: Vista de la casa que el coleccionista de arte alemán Cornelius Gurlitt en Salzburgo (Austria). EFE/Archivo