Los ‘tesoros’ de la modernidad han sido redescubiertos en Brasil con 59 obras sobre papel de algunos de los artistas que marcaron este periodo, entre ellos los grandes nombres de la pintura española Pablo Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí.

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 La conservadora de la Fundación Mapfre, Leire Bozal (2d), acompañada del presidente da Mapfre en Brasil , Wilson Toneto (d), mientras presenta la obra "Retrato de Manolito Pendás,1876" del artista Darío de Regoyos.
Pero el nacimiento de la modernidad no podría entenderse sin Edgar Degas (1834-1917), uno de los grandes dibujantes de la historia y que también trazó sus famosas bailarinas en carboncillo y sanguina sobre papel de calco. Su obra “Dos bailarinas” (1890) es una de las piezas que componen los “Tesoros de la Colección Fundación Mapfre, un conjunto de obras comprendidas entre el siglo XIX y la mitad del siglo XX que han llevado hasta Sao Paulo la esencia de la modernidad sobre el papel. “El papel es muy frágil, es la parte más delicada del arte“, explicó Leire Bozal, conservadora de la Fundación Mapfre. La fragilidad y la delicadeza de este material la resume la “Joven dormida” (1909), de Egon Schiele, una creación llena de “ternura” y que refuerza la idea de quela mujer es la nueva protagonista de la modernidad“, según Bozal. La mujer también es la inspiración de “Mademoiselle Léonie” (1910) -Crayón y tinta china sobre papel de 64,3 x 49,5 centímetros-, un importante dibujo de Picasso que la fundación compró hace unos años a la familia del pintor por más de un millón de euros. Mademoiselle Léonie” es uno de los ejemplos más claros del cubismo analítico y uno de los tres diseños expuestos del pintor malagueño, “un monstruo capaz de hacerlo todo“. “Picasso lo es todo a la vez y eso es lo que lo convierte en un genio“, explicó Bozal durante la inauguración en el museo Lasar Segall de una exposición que se podrá ver hasta el 28 de agosto.

Con un espíritu plenamente vanguardista, la muestra se adentra en las tendencias más avanzadas del arte contemporáneo: el dadaísmo de Charchoune, Picabia o Schwitters y el surrealismo de Óscar Domínguez, Joan Miró o Salvador Dalí. En tinta sobre papel, Dalí (1904-1989) dibuja la “Soledad mental” (1932), en el que el genio catalán incorpora el reloj blando, motivo crucial en el universo daliniano y que había producido un gran impacto al aparecer en “La persistencia de la memoria” (1931), una de las obras clave del surrealismo. Los dibujos de Dalí conviven en la misma sala con tres obras de su contemporáneo Joan Miró, las cuales forman parte de la colección permanente que la Fundación Mapfre ha dedicado al mago del arte contemporáneo. “Mapfre tiene una tradición importante de impulsar las inversiones en cultura, es importante dentro de nuestra estrategia aquí en el país“, según explicó el presidente de Mapfre en Brasil y representante de la fundación, Wilson Toneto. A partir del círculo parisiense de André Breton, el surrealismo permaneció en la cultura española durante muchos años, tal como se ve en las formas puras y primitivas de Julio González o Alberto Sánchez, así como en las primeras obras de Antoni Tapies (1923-2012), quien acabó siendo informalista.

La colección se frena en la mitad del siglo XX, “donde las disciplinas comienzan a mezclarse” y “el arte se convierte en otra cosa“, precisó Bozal. En esa época el límite entre los géneros artísticos parece diluirse en un universo creativo que mezcla diseño con pintura, la escultura con la acción y la arquitectura. Un ejemplo de esa actitud se encuentra en el dibujo de Eduardo Chillida incluido en la exposición, el cual combina la calidad del dibujo propiamente dicho con las calidades escultóricas del hierro y la madera. La exposición también incluye obras de Gustav Klimt, Matisse, Paul Klee, George Grosz y Alexander Archipenko, entre otros.

IMAGEN: La conservadora de la Fundación Mapfre, Leire Bozal (2d), acompañada del presidente da Mapfre en Brasil , Wilson Toneto (d), mientras presenta la obra “Retrato de Manolito Pendás,1876” del artista Darío de Regoyos. EFE.