Los vecinos de Valleruela de Sepúlveda (Segovia), que apenas cuenta con cincuenta habitantes, han costeado la restauración del retablo barroco de la iglesia parroquial, en la que han participado también quienes residen fuera y que aún mantienen apego a su cuna, en el nacimiento del río Cega.

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Retablo Valleruela de Sepúlveda

Esta historia de los descendientes de una de las zonas más despobladas de Segovia, a 45 kilómetros de la capital, donde es muy común el apellido Barrio, comenzó hace dos años, cuando un grupo de personas iniciaron una campaña para recaudar fondos y restaurar el retablo mayor del templo en honor de su patrona, Nuestra Señora del Barrio. Habitantes y nacidos en este municipio, que data del siglo XIII, así como devotos de la Virgen del Barrio, se pusieron manos a la obra y consiguieron recaudar los 32.000 euros que ha costado la restauración a través de 131 aportaciones, tanto individuales como de familias.

Los trabajos, que se han desarrollado en tres meses y se han presentado en las fiestas de la patrona, han contemplado también la recuperación de un lienzo de San Cristóbal, situado en el ático del retablo, y la talla de San Roque, colocada en la hornacina lateral derecha. La restauradora María del Carmen Fernández Bermejo, ayudada por Taito García Bosch y Ángel Sánchez, supervisados por la Delegación Diocesana de Patrimonio, sostiene que la iglesia debió sufrir un incendio por el tono negruzco que presentaba el conjunto del retablo, que visitó por primera vez la Semana Santa de 2012.

Seis kilos de algodón 

Además, el cuadro de San Cristóbal, que portaba un niño en hombros, estaba totalmente destensado y desprendido del borde izquierdo, mientras que el soporte del retablo estaba atacado por la carcoma. Como anécdota, coincidiendo con una jornada de explicación de los trabajos, Fernández Bermejo ha dicho que han hecho falta seis kilos de algodón para limpiar la capa de dorado del retablo.

En unas tablas policromadas, que estaban muy oscurecidas e ilegibles, de acuerdo con la restauradora, se puede leer con claridad unas inscripciones en plata que ayudan a datar el dorado del retablo, de 1735. Dicen textualmente: “A honra y gloria de Dios y de María Santísima Señora Nuestra del Barrio se doró este retablo y sombrero del púlpito”. Y sigue en la otra tabla: “Siendo cura don Martín Diego Lasso de la Vega. Año de 1735”. En el hueco que deja el remate de la ménsula derecha de la parte central se han encontrado unas anotaciones en trocitos de papel, en caligrafía antigua y tinta oxidada, muy similar a la de los libros que se conservan en la sacristía, del siglo XVIII, donde se leen encargos de misas de vecinos de Valleruela.

tabla de San Cristóbal Valleruela de Sepúlveda

San Cristóbal recupera el color

En el cuadro de San Cristóbal, ahora se pueden apreciar detalles que antes estaban ocultos bajo una gruesa capa de suciedad, como el reflejo en el agua y la viveza de los colores, mientras que en el interior del sombrero de la talla de San Roque hay pegado un papel que dice: “Se hizo este sombrero el año 1887 a devoción de Juan Gómez González”. Los trabajos, que han llenado de felicidad a quienes aman su pueblo, en el oeste de Somosierra, no solo han supuesto un esfuerzo colectivo y han rescatado este patrimonio histórico artístico, sino que han dejado unas recomendaciones, según los restauradores.

Para conservar el retablo hay que evitar el contacto de la obra con toda fuente de calor como calefacciones o estufas, y las velas deben de estar alejadas de los elementos decorativos, tampoco se deben utilizar los productos y las ceras destinados al barnizado y lustrado de madera. Además, es “totalmente inapropiado” el uso de trapos húmedos para limpiar la pieza, por lo que la acumulación de polvo, que es inevitable, se podrá retirar con plumeros de pelo suave que no raspe los motivos decorativos en absoluto”.  EFE_Aurelio Martín

IMÁGENES: Fotografías facilitadas por el Obispado de Segovia del retablo barroco de la iglesia parroquial de Valleruela de Sepúlveda (Segovia) y de un lienzo de San Cristóbal que ha sido restaurado junto al retablo, gracias a la aportación voluntaria de vecinos y devotos. EFE