La exposición “Memoria de un sueño. Colección 1954” resume la genealogía y evolución de los movimientos de vanguardia en el arte español del siglo XX. Inaugurada en Valladolid, la muestra recoge un centenar de piezas señeras que conforman un itinerario con un punto de inflexión en el año de 1954.

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Exposición vanguardias

Después del erial del la Guerra Civil (1936-1939), las primeras vanguardia, representadas por Picasso, María Blanchard, Julio González y Pablo Gargallo, entre otros pintores y escultores, dejaron paso a un periodo de reflexión que desembocó en el informalismo y la renovación del arte en la década de los 50. El detonante se puede inscribir en 1954, como destaca el lema de esta exposición organizada por el Ayuntamiento de Valladolid, de la que es comisaria Dolores Durán y que podrá verse en esta capital hasta el 10 de enero con una selección de los creadores más representativos de cada época.

El muestrario, procedente de un coleccionista particular y “es un recorrido completo por el arte español del siglo XX”, ha explicado Durán antes de matizar que “no es una colección de nombres sino de obras muy bien escogidas y representativas”. Catorce grabados de Picasso, fechados entre 1920 y 1971, sitúan al visitante en la evolución que un mismo artista experimentó en cada época, “las primeras más clasicistas y las últimas profundamente eróticas”, ha advertido la comisaria.

Renovadores de la escultura

exposición vanguardias

De esos primeros atisbos creativos también forman parte Julio González y Pablo Gargallo, “los dos grandes renovadores de la escultura en el siglo XX”, a juicio de Durán, a partir de la utilización del hierro “y el tratamiento especial del vacío como elemento constructivo”. El parón de la Guerra Civil provocó la imposibilidad, apatía y éxodo, según los casos, de los artistas hasta que, a finales de los cuarenta, se detecta un leve resurgir con el grupo barcelonés Dau al Set y unos años después, en torno a 1957, del madrileño grupo El Paso, en ambos casos “para remover el arte ante la falta de museos, galerías y marchantes”. Surge así un informalismo apreciable en las esculturas de Millares, Pablo Serrano y Manuel Rivera, y en el colorido de los pintores José Guerrero y Esteban Vicente, afincados en Nueva York.

La síntesis de todo ello se refleja en el trabajo del Equipo Crónica, ya en los años sesenta, “influidos por el pop-americano desde colores planos y una temática muy cercana ala cultura de masas”, como demuestran dos esculturas de la exposición: “Conde Duque o el Morrosko de Olivares” y “La Menina del Guernica”. Es el “nuevo realismo del arte español”, caracterizado por un “guiño irónico” a los clásicos españoles, en este caso a Diego Velázquez y a dos de sus personajes más conocidos, ha apostillado Durán.

“Memoria de un sueño”, al margen de su dimensión estética, significado histórico y alcance artístico, resume también las dificultades que los creadores tuvieron que afrontar a lo largo de un siglo convulso desde el punto de vista político y social, lo que también contribuyó a forjar caracteres y a definir tendencias. Otros artistas representados son el Grupo de Cuenca (Fernando Zóbel y Gerardo Rueda), Luis Feito, Ramón Gaya, Hernández Mompó, Carmen Laffon, Jorge Oteiza, Baltasar Lobo, Pablo Palazuelo, Antoni Tápies y Miquel Barceló. EFE_Roberto Jiménez

IMÁGENES:  Una mujer observa dos cuadros del pintor Pablo Ruiz Picasso que forman parte de la exposición “Memoria de un sueño, historia de una colección: Barceló, Chillida y Picasso”, que se ha inaugurado hoy en Valladolid. EFE_Rubén Cacho