Edvard Munch regresa a España después de más de treinta años y lo hace con la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza dedicará a partir del 6 de octubre al artista noruego, uno de los padres de la modernidad junto a Cézanne, Gauguin y Van Gogh.

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Expo grabados Munch 3- Suiza- EFE- 04102013

A través de ochenta obras, la mitad de ellas procedentes del Museo Munch de Oslo, “Edvard Munch. Arquetipos” mostrará un amplio catálogo de modelos emocionales del hombre contemporáneo. En opinión de Paloma Alarcó, comisaria de la muestra, Munch nunca abandonó la figuración “pero se alejó de cualquier imitación del natural a través de un lenguaje simbólico y expresionista muy radical y del uso de diversas estrategias artísticas que le permitieron orientar el espacio hacia una dimensión psíquica”. Mediante un sistema de metáforas, y de personajes y acciones arquetípicas, investigó una nueva fórmula artística en la que utilizó el anonimato de sus personajes y la repetición de secuencias temáticas para “diseccionar el alma”, como él mismo decía.

Alarcó, jefe de Conservación de Pintura Moderna del Thyssen, ha dividido el recorrido en nueve apartados. En el primero de ellos, denominado “Melancolía”, obras como “Atardecer”, “Melancolía” o “Madre e hija” reflejan cómo se produce una reducción formal del paisaje y los rostros de los personajes van perdiendo sus facciones. Estas pinturas son ejemplo del nuevo lenguaje artístico, simbólico y poético, que acrecienta la intensidad emocional. “Enfermedad, locura y muerte fueron los ángeles negros que velaron mi cuna”, dijo Edvard Munch y a pesar de ello veía una alegoría de la creatividad en estas circunstancias.

De la muerte al pánico

“La niña enferma”, de la que hizo varias versiones pictóricas y grabados, centra el apartado “Muerte”, donde se personifica un sentimiento existencialista y una visión del miedo a la muerte. Munch tenía pánico a las multitudes y sentía la ciudad de una manera traumática. La versión litográfica de “El grito”, de 1895, presente en el apartado “Pánico”, contiene todos los elementos de angustia existencial de la obra original. La mujer, a la que se dedica otro de los espacios, aparece en la obra del artista según dos arquetipos contrapuestos, la mujer frágil y la mujer fatal, y se convirtió en centro de su universo pictórico. Con “Mujer” (1925) quiso representar las tres etapas vinculadas al proceso biológico de la vida sexual femenina.

Amor y melodrama

El teatro de Ibsen y de Strindberg influyó en la composición de algunas pinturas de Munch, como se ve en la serie “La habitación verde”, exhibida en el apartado “Melodrama”. Los personajes parecen estar en un pequeño escenario, se mueven intranquilos y proyectan una cierta claustrofobia. En la mayor parte de las representaciones del amor en la obra de Munch hay un deleite en el lado oscuro del sentimiento. Es el caso de “El beso”, del que hay varias versiones en la sala dedicada al “Amor”, cuyos personajes entrelazados van perdiendo sus límites. En la “Mujer vampiro” está la sensualidad perversa y el mordisco como posesión física y psicológica.

Bajo las estrellas 

Partiendo del paisaje como reflejo de la tensión emocional, las escenas nocturnas acentúan la intensidad dramática. En “Bajo las estrellas” (1900-1905), los amantes se abrazan en la oscuridad; en “Noche de invierno” (1900-1901) y en “La casa roja en la nieve” (1925-1926), los árboles parecen surgir del inconsciente. En 1909 y tras un exilio voluntario en Francia y Alemania, Munch regresó a Noruega, donde un sentimiento nacionalista, una voluntad de replanteamiento artístico y un sentimiento de armonía le llevaron a centrarse en motivos plásticos más terrenales.

Desnudos

Introdujo en sus composiciones árboles robustos como expresión de la fuerza vital y como símbolo de la cadena metabólica de la vida. “El manzano” (1921), “Adán y Eva” (1909) o “Las niñas en el puente” (1933-1935) muestran esta faceta. El recorrido de la exposición finalizará con el apartado “Desnudos”, que a menudo son aislados y pintados a partir de modelos de estudio, Munch juega con dos cualidades corporales, la óptica y la táctil, además de interesarse también por el clásico tema de la modelo y el artista.

IMAGEN:  Fotografía de una exposición de grabados de Munch, en Suiza. EFE/Archivo