La Biblioteca Nacional ha reunido sus cantorales en una exposición que tiene como objeto despertar conciencias sobre el valor de esos grandes libros de música litúrgica, cuyas hojas, con melodías gregorianas únicas, han acabado a veces de pantalla de una lámpara o encuadernando una carpeta.

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Después de tres años de trabajo y colaboración con la Universidad de Alcalá de Henares, la Biblioteca Nacional de España ha logrado restaurar y digitalizar toda su colección de cantorales, más de un centenar y con más de 9.000 melodías gregorianas, procedentes en su mayor parte de monasterios y conventos desamortizados en el siglo XIX. Muchos de ellos pueden verse ya en la exposición “Cantorales. Libros de música litúrgica en la BNE”, que constituye, ha dicho la directora de la institución, Ana Santos, “una maravillosa y única colección” e incluye dos ejemplares realizados durante el reinado de los Reyes Católicos y un manuscrito del siglo XVI recién descubierto del “Canto de la Sibila”, una representación dramática de carácter litúrgico muy antigua.

Según ha explicado el comisario de la muestra, José Carlos Gonzalves, es muy probable que los Reyes Católicos encargaran esos dos ejemplares para el Monasterio de San Juan de los Reyes, un convento franciscano fundado por los monarcas en 1477. Se trata de dos ejemplares exquisitos en su confección y desde el punto de vista iconográfico. A pesar de que uno de ellos fue expoliado en el siglo XIX, la Biblioteca Nacional ha podido reunir, a través de su localización en distintas colecciones, algunas de las hojas que le fueron arrancadas.

Algunos de los cantorales han sido restaurados:

Muchos de los ejemplares han tenido que ser restaurados porque se encontraban muy deteriorados, según ha indicado el comisario que ha explicado que “se ha destruido un patrimonio gregoriano enorme”. Aunque el gregoriano se implantó en España a partir del siglo XI, los grandes libros de canto colectivo (debían su tamaño al hecho de que debían de poder ser leídos durante la liturgia a distancia), surgieron en el siglo XV y su técnica de confección fue similar hasta el XIX.

Curiosidades de la confección de cantorales:

Realizados en materiales muy resistentes por su tamaño, sus hojas debían ser de pergamino de tal forma que para cada página de un cantoral se empleaba la piel de un animal, y para un libro entero había que sacrificar un rebaño, ha señalado el comisario.

Hasta 90 centímetros de altura y 30 kilos de peso pueden tener estos cantorales incluidos en la exposición, muchos de ellos con adornos en pan de oro y una rica iconografía. Por eso, reunir una gran colección de cantorales fue en aquellos siglos el objetivo de catedrales, conventos y monasterios, pero los cambios de la liturgia motivaron la obsolescencia de estos enormes libros lo que provocó, junto a la riqueza de sus materiales, que fueran destruidos y “reciclados” en encuadernaciones de libros, carpetas para archivar o pantallas de lámparas.

Manuscrito del Canto de la Sibila:

Junto a los libros litúrgicos, la exposición muestra un buen número de fuentes medievales de música eclesiástica para uso individual y los manuales que utilizaban los cantores para aprender. El manuscrito del “Canto de la Sibila” apareció como un cuaderno suelto dentro de un cantoral e incluye textos desconocidos en castellano. Esta pieza, con mucha difusión en Francia, Italia, Portugal y España, aúna tradiciones paganas y cristianas, por lo que fue prohibida por el Concilio de Trento en la segunda mitad del siglo XVI. Aunque se conservan algunas versiones en latín y catalán, hay muy pocas en castellano por lo que, según el comisario, el manuscrito de la BNE, probablemente de origen toledano, tiene un enorme valor al ser una fuente única, desconocida hasta ahora, tanto del texto castellano como de la música. Junto a la exposición, la Biblioteca Nacional ha organizado también un concierto de canto gregoriano para el próximo 20 de noviembre.

 

IMAGEN:  Vista de algunos de los centenares de cantorales, libros de música litúrgica de los siglos XV y XVI, algunos de los cuales han sido restaurados y catalogados recientemente por la Biblioteca Nacional de España (BNE) y que son una selección de estas joyas bibliográficas que podrán verse en una exposición que ha sido presentada hoy. EFE