Pieza clave del barroco en el noroeste de México, el retablo del siglo XVIII, perteneciente al templo de Nuestra Señora de El Rosario, en Sinaloa, ha recuperado su prestancia después de tres meses de restauración bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

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La pieza, de 12 metros de alto por 10 de ancho, tiene la forma de la pared que lo sustenta y está rematado por el vano.  Tallada en madera de cedro con aplicación de hoja de oro, la obra reúne, en sus calles externas, nueve esculturas que representan las advocaciones de San Pedro, San Pablo, Santa Ana, San Joaquín, San José y el Niño Jesús, Santo Domingo de Guzmán. En el centro, en la parte superior, se ubican las representaciones del Arcángel San Gabriel, en medio Jesús crucificado y en la base la Virgen del Rosario.

De acuerdo con el arquitecto Francisco Ríos Avendaño, director del Centro INAH Sinaloa, la restauración del retablo tiene gran valor para la comunidad, porque es un signo de identidad del que se sienten muy orgullosos, y además la Virgen del Rosario es muy venerada en ese estado. “Es una afortunada expresión del barroco en el noroeste de México, donde no hubo muchas manifestaciones, a diferencia del Altiplano y el sur del país”. La pieza no había sido intervenida formalmente en los últimos 50 años, por lo que la restauración incluyó la fumigación, limpieza profunda, restitución de piezas faltantes y recuperación de la policromía.

La restauración paso a paso:

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La intervención, realizada por el Centro INAH Sinaloa, permitió la recuperación del retablo de Nuestra Señora del Rosario, que es una representación del barroco estípite, y consta de banco, prevela, cuerpo y remate en tres calles distribuidas por las columnas, en las cuales están alojados los nichos de las esculturas. El arquitecto explicó que, con apoyo de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), se realizaron análisis de la hoja de oro intervenida y se utilizó “BOL” (un tipo de arcilla) para pegar la hoja de oro y la madera del retablo, lo que permitió conocer la calidad de los materiales de las intervenciones anteriores, así como los materiales originales para llevar a cabo la restauración atendiendo los cánones que marca la disciplina.

En la última etapa de la intervención se realizó el montaje y la cubierta de la placa de oro, para finalmente integrar todo el conjunto. Una vez terminados los trabajos de restauración en el retablo de Nuestra Señora del Rosario, finalizó Francisco Ríos Avendaño, se entregó al párroco del templo una guía con los cuidados que se deben tener, así como atender la fumigación preventiva y el control de aves para mantenerlo en buen estado.

IMÁGENES: Fotografías facilitadas por el INAH del proceso de restauración del retablo Barroco de Sinaloa.