Los restos almohades del Palacio de La Buhaira de Sevilla que, como los jardines que los rodean tienen la máxima protección como patrimonio histórico –Bien de Interés Cultural (BIC)-, padecen desde hace años el efecto del vandalismo y permanecen cubiertos de pintadas.
Canal Patrimonio_Alfredo Valenzuela
Que unos restos del siglo XII con la máxima calificación patrimonial por su interés histórico permanezcan cubiertos de pintadas sin que nadie lo remedie es algo inaudito en el ámbito europeo, ha dicho a Efe un portavoz de la Red Ciudadana de Sevilla, asociación que ha denunciado esta situación reiteradamente, aunque con escaso éxito entre las autoridades municipales y autonómicas.
Los jardines de La Buhaira son uno de los escasos “pulmones” del populoso barrio de Nervión, con un espacio de esparcimiento infantil y una terraza, mientras que su zona principal está integrada por un palacio “neonazarí” de principios de siglo XX erigido junto a los restos del antiguo palacio almohade, junto a los cuales se conserva, llena de agua, la enorme alberca de ocho siglos de antigüedad.
“Botellones” y hogueras en unos jardines históricos
La Red Ciudadana de Sevilla, durante los últimos años ha denunciado la realización de “botellones” junto a estos restos históricos, junto a los cuales han llegado a hacerse hogueras, cuyos restos tienen documentados gráficamente. Un portavoz de la asociación ha destacado que esa situación de dejadez que han denunciado durante años contrasta con la ubicación de estos jardines históricos, rodeados por avenidas con algunos de los inmuebles más caros de la ciudad de Sevilla.
Además de en los restos del palacio almohade, las pintadas se extienden por los muros de cerramiento del parque, algunos de los cuales datan igualmente del siglo XII y poseen la misma catalogación como Bien de Interés Cultural. La respuesta municipal a estas denuncias, ha señalado la fuente, ha sido cerrar el acceso a la gran alberca y a los pasillos que la rodean, lo que impide también pasear junto a los restos del palacio almohade, inspirado en Medina Azahara (Córdoba). No obstante, ese cerramiento, que impide acercarse a visitantes y turistas, no es obstáculo para vándalos y grafiteros, que pueden eludirlo fácilmente con un salto.
Un monumento extramuros de importante valor arqueológico
La antigua almunia de la Buhaira, con la impresionante alberca que servía para regar huertos y jardines, no es uno de los elementos históricos principales de Sevilla, de hecho se encuentra fuera de su casco histórico pero, precisamente por eso, consideran en la Red Ciudadana que es un ejemplo de la riqueza patrimonial de la capital andaluza, que posee piezas de primer orden arqueológico incluso extramuros, señal de su antiguo esplendor.
Además de que en esa zona del barrio de Nervión, junto a las viviendas de lujo, han proliferado hoteles de alto rango, cuyos huéspedes pueden hacerse una pobre idea de la ciudad si visitan los jardines de la Buhaira, como la zona histórica más próxima a sus alojamientos. Pese a su deficiente conservación, el actual palacio de la Buhaira -actualmente un centro cívico municipal- y sus jardines conservan el aire idílico que debió caracterizar el apartado descanso estival de los reyes árabes de Sevilla.
El nombre de Buhaira significa “laguna” y fue durante el reinado de Almutamid cuando se decidió desecar la laguna que existía en este lugar, relativamente próximo a las antiguas murallas de la ciudad. De este modo, a partir del siglo XII y durante el califato de Abu Yacub Yusuf se plantaron en la zona olivos, palmeras, viñas y árboles frutales, casi las mismas especies que se mantienen hoy y que proporcionan unas sombras ideales para el paseo en una ciudad de veranos tan largos y pronunciados.
IMAGEN: Combo de dos imágenes tomadas en abril de 2016 (arriba), y agosto de este año (abajo) que muestran los restos almohades del siglo XII de la Buhaira de Sevilla, calificados Bien de Interés Cultural (BIC) cubiertos de pintadas. EFE/Raúl Caro