El convento de San Pedro de Alcántara, en Lisboa, tiene a sus espaldas 350 años de historia que comenzaron con el triunfo que dio la independencia a los portugueses de los españoles, pero su existencia ha sido uno de los secretos mejor guardados de la ciudad hasta su reciente apertura al público.

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“Cuando abrió, este convento era un patrimonio desconocido incluso para los portugueses”, explicó Margarida Montenegro, directora de Cultura de la Santa Casa de Misericordia de Lisboa, institución propietaria del edificio, cuya apertura, dijo, suscitó una gran curiosidad entre los lisboetas. Y es que el edificio ha permanecido cerrado durante siglos pero en un enclave privilegiado, a la entrada del Barrio Alto de la capital lusa y junto al famoso mirador de San Pedro de Alcántara, desde donde se divisa todo el centro de la ciudad.

“La Santa Casa quiere poner su patrimonio a disposición del público”, afirmó Montenegro, que señaló que el edificio siempre estuvo cerrado porque albergó varias instituciones de enseñanza, además de comunidades religiosas. La construcción del convento tiene su origen en el voto realizado por uno de los nobles que encabezaron las tropas portuguesas durante la victoria lusa en las guerras de Restauración contra España (1640-1668), el primer Marqués de Marialva. Fue él quien prometió que, si los portugueses conseguían su independencia, como finalmente ocurrió tras la batalla de Montes Claros, de la que ahora se cumplen 350 años, construiría un convento en honor a San Pedro de Alcántara, un santo, irónicamente, de origen extremeño.

Las relaciones transfronterizas salpican la historia del edificio: fue construido tras una guerra en la que incluso hubo familias de nobles portugueses que apoyaron la causa española, se hizo en honor de un santo nacido en España pero muy popular en Portugal, y se construyó con el objetivo de ser hogar de una comunidad de frailes capuchinos fundada por un franciscano castellano, fray Martín de Santa María. “No se trata de una relación amor-odio entre españoles y portugueses, esa es una visión más actual, no de la época. El hecho es que portugueses y españoles siempre estuvimos muy cerca”, señala André Duarte Silva, que acompaña las visitas guiadas que se realizan los viernes y sábados al convento.

Sobrevivió al terremoto de 1755

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Duarte Silva añade que el edificio se construyó en ese lugar por estar cerca del palacio donde vivía en la época del Marqués de Marialva, en el Barrio Alto, una zona noble antes del gran terremoto de Lisboa de 1755. Buena parte del barrio quedó totalmente destruida por el sismo, pero no el convento, donde se conservan obras de arte anteriores, como un conjunto escultórico que representa la muerte de San Francisco de Asís, celosamente guardado en las dependencias conventuales.

Esas estancias pueden visitarse desde el pasado noviembre junto con la iglesia, donde una serie de paneles de azulejo representan escenas de la vida de San Pedro Alcántara, además del claustro con vistas de la ciudad y la pequeña capilla de los Lencastres, una “joya de mármol” dedicada a una familia de benefactores de la edificación del original convento, construida en el siglo XVII. Desde entonces, su espacio creció a lo largo de los siglos hasta multiplicarse por tres y ocupar toda una manzana del que ahora es uno de los principales barrios de turismo y vida nocturna de la capital lusa, el Barrio Alto.

Este convento ha encontrado una nueva vida hacia el exterior tras años de recogimiento. Desde el siglo XIX, sus instalaciones estaban dedicadas al cuidado de niñas y jóvenes huérfanas por religiosas, a las que se proporcionaba también educación. A partir de los años 40, el edificio fue hogar para las hermanas de la Anunciación de María, hasta que lo abandonaron en 2012. Desde la Santa Casa de Misericordia aseguran que son muchos los portugueses y turistas extranjeros que se han interesado por conocer el convento desde su reciente apertura, para la cual el edificio fue objeto de una rehabilitación que aún continúa en curso en algunas áreas, como la sacristía. Sin embargo, Duarte Silva señala que, durante los siglos en que el interior de San Pedro de Alcántara fue un misterio en el centro de Lisboa, sus religiosas hicieron un gran trabajo de conservación. EFE_Lucía Rodríguez

IMÁGENES:  Fotografías cedidas por la Santa Casa de Misericordia de Lisboa, institución propietaria del convento de San Pedro de Alcántara, en Lisboa. EFE