La exposición “Post-Picasso” explora en el Museo Picasso de Barcelona la reacción de artistas contemporáneos de todo el mundo a la obra y la vida del genio andaluz durante los cuarenta años transcurridos desde su muerte en 1973.

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El comisario de la muestra, Michael FitzGerald, ha subrayado que, “aunque a lo largo de su vida Picasso ejerció una influencia indiscutible sobre el arte, durante las últimas cuatro décadas su relevancia para los artistas contemporáneos ha resultado polémica, y en términos globales se considera que otros artistas históricos, sobre todo Marcel Duchamp, han tenido una mayor trascendencia”. Esta exposición aborda la cuestión de si Picasso sigue siendo relevante para el arte contemporáneo, y examina las diversas maneras en que los artistas se relacionan con su obra.

Según el comisario, las 58 obras expuestas, algunas de ellas muy significativas de las últimas décadas, han sido creadas por artistas contemporáneos en respuesta al trabajo de Picasso. “Reinterpretan los significados de la obra picassiana, liberando su legado de las restricciones impuestas por ideologías del pasado; exploran y disputan el estatus del artista sin reservas; y no perciben a Picasso como un mero paradigma de la vanguardia artística europea del siglo XX”.

La exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 29 de junio, se estructura en cinco secciones que corresponden a las influencias de dos obras maestras de Picasso -“Guernica” y “Les Demoiselles d’Avignon”- y a sus períodos tardío, surrealista y épocas azul y rosa. Así, el artista indio M.F. Husain utiliza el “Guernica” como modelo para su ciclo “Mahabharata”, toda una declaración sobre la partición del país y las guerras que la siguieron, y el también indio Atul Dodiya se apropia del célebre lienzo para reflexionar sobre la violencia crónica en el cuadro “Lamentación”. El “Guernica” ha inspirado asimismo a artistas africanos y de Oriente Próximo, como el iraquí Dia Al-Azzawi, cuya obra “No somos visibles sino cadáveres” trata la causa palestina, e Ibrahim el-Salahi, que en “Lo inevitable” trata temas de represión política y de liberación en Sudán.

El cubismo sigue inspirando a artistas como el argentino Guillermo Kuitca y el norteamericano George Condo, que examinan el legado cubista integrando la cuadrícula y la fusión de planos, o como en el caso del chino Zhang Hongtu, introduciendo palabras y cifras en sus composiciones, como hace en “Nido de pájaro”, una deconstrucción del estadio olímpico de Pekín con referencias al Tíbet.

La huella de “Les Demoiselles d’Avignon” se ve claramente en obras como “Picasso/¿Quién dicta las reglas?”, de Fred Wilson (EE.UU.) o “El harén de Aviñón cumple cien años (1)”, del turco Bedri Baykam. La amplia respuesta de los artistas africanos al uso por Picasso del arte no occidental tiene su reflejo en la obra “Quel avenir pour notre art?”, en el que Chéri Samba muestra a un Picasso negro.

En relación a las épocas azul y rosa picassianas, Vik Muniz (Brasil) recupera la figura abatida de la ‘azul’ “La planchadora” para analizar la condición de los cartoneros que escarban en los vertederos de basura de Río de Janeiro; y otros artistas como la estadounidense Rachel Harrison exploran la experiencia entre el artista y su tiempo yuxtaponiendo figuras arlequinadas picassianas con la de la fallecida cantante Amy Winehouse. Esos mismos arlequines se adivinan en “Bushbaby” de Jasper Johns.

En la última sala, Jean-Michel Basquiat ofrece en “Sin título (Pablo Picasso)” un elogio al estilo tardío del pintor malagueño, que consideraba el precedente de la combinación de técnicas pictóricas tradicionales con las marcas toscas del grafito, homenaje que también brinda Andy Warhol con su “Cabeza (según Picasso)”.

IMAGEN: Una persona ante la obra “La planchadora” del artista brasileño Vik Muñiz, unas de las obras expuestas hoy en el Museo Picasso de Barcelona, en la que se explora la reacción de artistas contemporáneos de todo el mundo a la obra y la vida de Pablo Picasso durante los cuarenta años transcurridos desde su muerte en 1973. EFE