Dos grandes artistas internacionales, el japonés Hiroshi Sugimoto y el suizo Thomas Hirschhorn, reflexionan sobre la Humanidad, su futuro, su eventual desaparición, su esencia y su consciencia, en sendas exposiciones monumentales inauguradas hoy en el Palais de Tokyo de París.

Canal Patrimonio_EFE

Expo_París

Sugimoto, un artista de cerca de 70 años conocido como fotógrafo pero también arquitecto, poeta y coleccionista; e Hirschhorn, de 50 años, uno de los mayores artistas suizos, eligieron caminos diferentes pero “van en el fondo al mismo lugar”, resalta en una entrevista con Efe el presidente del Palacio de Tokio, Jean de Loisy. El primero, creador del espacio que acoge algunas de sus ya célebres fotos, así como sus colecciones de arte y de objetos repartidos en una treintena de instalaciones, habla del fin de la Humanidad, como si ésta hubiese ya desaparecido. En la poética Pompeya contemporánea que recrea, el visitante puede considerarse un raro superviviente.

Arte, filosofía y poesía para cambiar el mundo:

Al contrario, en la también gigantesca instalación de Hirschhorn, que utilizó 17.000 neumáticos usados y un número incalculable de cintas de carrocero, corcho blanco, cartones, sábanas y mobiliario reciclado, el publico es invitado a estar más vivo que nunca. Hasta el próximo 23 de junio, podrá integrarse cuanto quiera, todos los días si lo desea, de las doce del mediodía hasta medianoche, en la monumental instalación que el artista suizo bautizó “Llama Eterna”. El objetivo no es pequeño, pues se trata de cambiar el mundo gracias al encuentro del arte, con la filosofía y la poesía.

Durante estos meses, siempre en presencia del artista, y de algunos de los doscientos filósofos y poetas amigos suyos o amigos de sus amigos, se podrá participar en debates, crear los propios, tomar una copa, pintar, ver películas, navegar por internet y, sobre todo, hablar y debatir. “Hay cuatro líneas de conducta que son presencia, producción, gratuidad y ‘no programación”, explica el artista, que con su presencia aspira a incitar a que los demás den también, como él, “sus cuerpos y su tiempo”. Por eso, resalta, la entrada, “debe ser gratuita, para dar la posibilidad de que todo el mundo pueda venir varias veces o incluso todos los días”.

La producción, precisa, es porque piensa producir arte, filosofía y poesía con la asistencia y, finalmente, la “no programación” porque la idea es que “cada momento es importante”, incluso, o sobre todo, ese en el que no pasa nada, en el que no hay lectura” o ninguna actividad, ni ninguna figura estelar a la vista. Son “dos artistas considerables”, el uno “nos alerta: ‘Voilà’, (mira) lo que habría podido pasar” y el otro “nos alerta diciendo: “Voilà” lo que tenemos que hacer para que esto cambie, tomemos conciencia, actuemos, debatamos”, subraya De Loisy.

Ambos artistas son las figuras estelares de la segunda parte de la temporada artística “L’Etat du Ciel”, iniciada el pasado febrero y que concluirá en septiembre. Una temporada quisieron bautizar “El Estado del Cielo” para hablar del estado del mundo, con artistas elegidos expresamente “por estar mucho más concernidos por la existencia del mundo, que simplemente por el mero hecho de producir objetos estéticos”, subraya De Loisy. “La preocupación del artista es comprender e intervenir en las cosas, en lo real” y eso -afirma- describe la temporada entera “L’Etat du Ciel”: “es decir como los artistas despiertan nuestra conciencia sobre la situación del mundo”. EFE_María Luisa Gaspar

 

IMAGEN:  El artista suizo Thomas Hirschhorn posa ante su gigantesca instalación “Llama Eterna”, en la que utilizó 17.000 neumáticos usados y un número incalculable de cintas de carrocero, corcho blanco, cartones, sábanas y mobiliario reciclado, durante su inauguración hoy en el Palais de Tokyo de París. EFE