Está realizado en madera de nogal con incrustaciones de hueso y procede del Palacio de los Condes de Luna de la capital leonesa

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Tablero de Juegos

Un tablero de juegos realizado en madera de nogal con incrustaciones de hueso y que data de finales del siglo XV procedente del Palacio de los Condes de Luna de la capital leonesa será la ‘Pieza del mes’ del Museo de León en agosto. El tablero está formado por un damero, con un reverso para el juego de dados, que en su origen tendría incrustaciones de hueso en los 24 picos que lo conforman, quedando restos sólo en algunos de ellos. La pieza pertenecía a los Condes de Luna, y por ello data de finales del siglo XV, nunca antes de 1492, año en el que Enrique IV concedió a don Diego Fernández de Quiñones ese título nobiliario.

El tablero se monta sobre un marco orlado con arquillos por dos de sus lados, decoraciones vegetales encima de ellos, y motivos heráldicos. En una de esas bandas aparece el escudo de los Quiñones con dos blasones: un ave rapaz y un cánido; mientras que en el opuesto aparece una luna creciente que abraza cinco estrellas. Los otros dos laterales se ornamentan con elementos en forma de serpientes y dragones que terminan en motivos florales. A un lado, se encuentra una pequeña argolla que serviría para colgar la bolsa con las piezas, que en este caso no se han conservado.

El ajedrez como reflejo de la vida

Tablero de Juegos

En el reverso, dedicado al juego del ‘nard’, se pueden ver 12 picos a cada lado con incrustaciones óseas, quizá con símbolos números alusivos a la astronomía y al año: 12 son los meses y los signos del Zodiaco, y sumados los de un lado y los del otro equivalen a las 24 horas del día.

Este es un ejemplo que expresa el gran simbolismo que existe en el ajedrez, presente en todos los tableros, que muestran un reflejo de la vida. Este juego plasma un microcosmos, donde los más altos cargos, el rey y la dama, al final de la partida, como el alfil, el caballero o los peones, terminan guardados, sin diferencias, en una bolsa: reyes y subordinados, acaban igualados en la sepultura.

El ajedrez ha mantenido a lo largo de los siglos un halo de intelectualidad y prestigio por su carácter estratégico, que ha resultado útil a dirigentes, caballeros y eruditos para ejercitar sus dotes políticas y marciales, además de servirles como un enriquecedor pasatiempo. Su origen parece encontrarse en India, donde se jugaría con una tipología similar a la actual, pero con cuatro jugadores en vez de dos, representando cada una de las fuerzas militares: elefantes, carros, caballería e infantería.  Agencia ICAL

IMÁGENES: Fotografías facilitadas por el Museo de León del anverso y el reverso de la pieza del mes de agosto. Un tablero de juegos del siglo XV procedente del Palacio de los Condes de Luna.