El enigmático banquero francés Albert Kahn (1860-1940) fue uno de los hombres más ricos de Europa hasta el crack del 29 y dedicó gran parte de su fortuna a promover el diálogo entre culturas, por ejemplo, con la creación de un álbum de 75.000 fotografías de todo el mundo, pero su personalidad es poco conocida.

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El museo que lleva su nombre, situado en la localidad de Boulogne-Billancourt, a las afueras de París, dedica hasta el 21 de diciembre una exposición que descubre el carácter de este financiero y filántropo que desconcertó a muchos de sus contemporáneos con costumbres como dormir al raso algunos fines de semana. “No tenía el estilo de vida de la alta burguesía parisiense, sino que mantuvo un fuerte acento alsaciano toda la vida, vestía de modo sencillo y, a diferencia de los grandes banqueros, no era un coleccionista de arte”, explicó la comisaria de la muestra “En búsqueda de Albert Kahn”, Sophie Couëtoux.

Kahn llegó a París cuando tenía 16 años para empezar a trabajar en el banco Goudchaux, donde hizo una gran fortuna especulando en el mercado de oro y diamantes hasta que en 1889 abandonó este puesto para crear su propio banco. Ese mismo año decidió lanzar un conjunto de proyectos con la misma finalidad: conseguir la paz mundial a través del diálogo entre las diferentes culturas.

“Los archivos del planeta”, un sueño en pos de la paz mundial

Para ello, impulsó un programa de becas para que jóvenes profesores pudieran viajar por todo el mundo, pero su principal apuesta fue la creación de un álbum de fotografías en color y vídeos en blanco y negro conocido como “Los archivos del planeta”.

Con más de 75.000 imágenes, este proyecto retrata la vida cotidiana de principios del siglo XX de los habitantes de 60 países distintos, mayoritariamente de Europa y Asia. Según explicó Couëtoux, la idea de crear el fondo documental surgió a raíz de los viajes por todo el mundo de Albert Kahn, que conoció muchos países tanto por su trabajo como por ocio.

El álbum pone el foco en los movimientos políticos y sociales que estaban surgiendo y en las costumbres de los pueblos, ya que la etnografía interesaba tanto a Kahn como al geógrafo que dirigió el proyecto, Jean Brunhes.
Ideológicamente, el financiero, nacido en el seno de una familia judía, apostó por la laicidad, el progreso y la investigación científica, así como por el higienismo hasta el punto de trabajar con las ventanas abiertas para respirar aire puro incluso en invierno, cuando se cubría con un pasamontañas para resistir el frío de su despacho.

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La cruda realidad:

El crack bursátil de 1929 supuso un golpe fatal para su fortuna. Su banco cerró el ejercicio de 1930 en números rojos por primera vez y el balance empeoró al año siguiente. Kahn hipotecó sus residencias de las afueras de París y la Costa Azul para poder inyectar dinero, pero el banco terminó quebrando en 1932 y sus bienes fueron subastados, lo que supuso el fin de los proyectos relacionados con el diálogo entre culturas.

Arruinado, el financiero siguió viviendo hasta su muerte en su casa de Boulogne, aunque ya pertenecía al Departamento del Sena y desde 1937 las 4,2 hectáreas de jardines estaban abiertas al público. En este lugar se encuentra ahora el museo Albert Kahn, que en 2015 iniciará dos años de obras para crear un nuevo edificio de 2.300 metros cuadrados y renovar las actuales instalaciones. EFE_María Llort

IMÁGENES:  Fotografías facilitadas por el Museo Albert Kahn de músicos tocando tambores Yorouba en Sakété (Dahomey, hoy Bénin), tomada por Fréderic Gadmer, el 14 de enero de 1930 y de un automóvil Mercedes Simplex 60 caballos de Albert Khan, cerca del lago de Guéry en Auvergne (Francia). Auguste Léon. 20 de julio de 1911. EFE