Vivir en una casa Patrimonio de la Humanidad.

El Consorcio de Toledo organizan rutas por las viviendas que son Patrimonio de la Humanidad y en las que siguen residiendo sus propietarios originales. Estas visitas, por las que cada año pasan miles de personas, facilitan el mantenimiento de las mismas, y hacen que los dueños se sientan ‘orgullosos’ de sus residencias.

Canal Patrimonio

Vivir en una casa Patrimonio de la Humanidad.

Toledo fue declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, en el año 2000 se constituyó el Real Patronato de la ciudad de Toledo y un año más tarde se creó el Consorcio de Toledo. La ciudad tiene catalogados 103 edificios monumentales, 280 edificios con valor patrimonial y 435 edificios con elementos de interés especial, datos que dan una idea de la riqueza arquitectónica, histórica y cultural de la capital toledana. “La ciudad contiene un interés en el patrimonio residencial no digo tan importante como el patrimonio monumental, pero muy alto“, explica el gerente del Consorcio de Toledo, Manuel Santolaya, quien utiliza un símil para ilustrar gráficamente este aspecto: si el patrimonio monumental de Toledo alcanza una nota de cien, el patrimonio residencial no baja de sesenta.

Rehabilitación de viviendas

La rehabilitación de viviendas en el casco histórico, que se inició a principios de este siglo, ha supuesto que edificaciones que llevaban siglos ocultas estén ahora habitables, perfectamente acondicionadas e incluso accesibles para los visitantes. Forman parte de las rutas denominadas ‘Patrimonio desconocido’, ofrecidas gratuitamente por el Consorcio desde el año 2004. Pensadas inicialmente para ser visitadas únicamente por los propios toledanos, con la finalidad de que conocieran su propio patrimonio, cada vez son más los visitantes foráneos que acuden, atraídos por la autenticidad y originalidad de estas visitas. “Lo que buscamos siempre es el beneficio del ciudadano y mantener el patrimonio. Que no se pierda población y el mantenimiento del patrimonio, tanto monumental como residencial“, recalca Santolaya, que subraya que las rutas de patrimonio desconocido han tenido un crecimiento “espectacular” en los últimos cuatro años. En este momento son catorce rutas cada semana, de martes a domingo y en horario de mañana y tarde, que permiten acceder a lugares que de otra forma difícilmente se conocerían, como los salones islámicos del cobertizo de Doncellas -que es la vivienda del señor Alberto- o el patio del callejón de Menores, cuyo propietario, Honorio, admite que están “Se ha dado vida a un edificio casi moribundo, estamos orgullosos” de que se haya recuperado y se enseñe “este valor patrimonial“. Una de las propietarias de un inmueble que forma parte de estas rutas, propietaria de un inmueble en la calle Nuncio Viejo, afirma que le encanta que la gente acuda a conocer su casa, y que incluso le ha ayudado a valorar más su casa, ya que “hasta que los visitantes no te lo dicen no te das cuenta de lo que tienes“.

Por otro lado, estas rutas son la única oportunidad de conocer conventos como el de Santa Clara, que alberga un bellísimo artesonado y un retablo del hijo del Greco, la capilla de San Jerónimo del convento de las Concepcionistas (un pequeño espacio del siglo XV con una espectacular cúpula de ladrillo y cerámica de Manises que encargó un mercader de telas) y el convento de San Clemente, que es uno de los mayores y más importantes de Toledo.

 

Vivir en una casa Patrimonio de la Humanidad.

 

Dinamización turística

Esta labor continuada y constante ha conseguido que que los propietarios de las viviendas sientan cada vez más interés en mostrar las riquezas que esconden cada uno de los edificios en los que viven. Para conseguir esta implicación, explica el gerente del Consorcio, es necesario “hacer las cosas de forma excelente” y ser “ágiles, de forma que se pueda alcanzar cualquier fórmula de entendimiento con el propietario. Una de las prioridades del Consorcio, y una de las razones por las que se inició este proyecto de rehabilitación, es la de frenar la pérdida de población en el entorno del Casco Histórico, y de atraer nuevos habitantes ofertando los edificios rehabilitados a nuevos inquilinos interesados en instalarse allí.

En este sentido, Santolaya lamenta que ninguno de los grandes eventos que se han celebrado en Toledo durante la última década y media, desde ‘Carolus‘ hasta el ‘Año Greco‘ o la Capitalidad Gastronómica 2016, hayan dejado una “huella investigadora” en la ciudad, en forma de centro de investigación o instituto de patrimonio que aborde nuevas fórmulas de rehabilitación. “Sería oportuno fomentar esos centros de investigación. Toledo no es una ciudad cualquiera, hay vestigios desde la Edad del Bronce“, sugiere el gerente. Las rutas de patrimonio desconocido, y otras dos de patrimonio saludable que oferta el Consorcio, están guiadas por diez becarios de la Facultad de Humanidades y dos de la Facultad de Ciencias del Deporte. Más de 100.000 personas visitan cada año esta parte más desconocida del patrimonio toledano.

EFE

IMÁGENES: Vivienda particular, calle Cardenal Cisneros de Toledo. Consorcio de Toledo.