Vista aérea de una fábrica de aceite de palma en el límite de la selva del Parque Nacional de Gunung Leuser en Aceh (Indonesia)

Los bancos deben reforzar sus políticas para no financiar a compañías cuyas actividades pueden dañar sitios protegidos por la Unesco, ya que ninguna de las grandes entidades internacionales dispone de una estrategia integral para hacer frente a este problema, denunció la organización ecologista WWF.

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Vista aérea de una fábrica de aceite de palma en el límite de la selva del Parque Nacional de Gunung Leuser en Aceh (Indonesia)
De los más de 200 sitios naturales declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, casi la mitad “es amenazada por prácticas industriales dañinas como la exploración de petróleo y gas y la minería, la tala ilegal y el desarrollo de infraestructuras“, indica WWF en su informe “Cómo pueden los bancos salvaguardar nuestro patrimonio mundial“, que pretende servir de guía a las entidades. La organización ecologista recuerda que el Comité del Patrimonio de la Humanidad ha dejado claro que operaciones extractivas son incompatibles con el estatus de sitio declarado Patrimonio Mundial. Según WWF, ha habido alguna mejora desde la industria extractiva, cuando por ejemplo en 2003 los miembros del Consejo Internacional de la Minería y los Metales se comprometieron a no explorar o acometer actividades de explotación dentro de lugares protegidos, y cuando multinacionales como CEMEX, Shell, Total, SOCO y Tullow prometieron no explorar para extraer hidrocarburos en esos sitios. “No obstante, lo preocupante es que algunos gobiernos continúan otorgando o vendiendo derechos de exploración dentro o en las cercanías de lugares Patrimonio de la Humanidad o han adoptado legislaciones que permiten actividades extractivas en esas áreas pese a su estatus protegido“, sostiene WWF. La organización ecologista pone como ejemplo, entre otros, el caso de Belice, cuyo Gobierno en 2016 estaba dispuesto a permitir exploraciones sísmicos de petróleo a solo un kilómetro del Sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife, que lleva en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en Peligro desde 2009.

WWF ve en los bancos un actor clave en cuanto proveedores de capital a empresas que se dedican a este tipo de actividades y otras dañinas, para salvar los lugares protegidos. Los bancos, indica, pueden “restringir la financiación que puede perjudicar los espacios naturales Patrimonio Mundial o dedicar de manera activa capital a proyectos que protegen esos lugares y mejorar el valor universal de los mismos“, señala en su informe. En opinión de la organización, no es suficiente que los bancos únicamente evalúen los riesgos en el momento en el que un sitio natural es añadido a la lista de lugares en peligro o cuando la actividad extractiva ya está en marcha. “Los bancos tienen que tomar medidas en cuanto tengan conocimiento de cualquier potencial impacto negativo en el valor universal de los lugares Patrimonio de la Humanidad“, señala WWF. Sostiene que los bancos deberían abordar esta temática con el sector para conseguir una divulgación mejorada sobre sus actividades y la adopción de un compromiso de la industria de que no se generará ningún impacto en esos lugares derivado de sus actividades.

IMAGEN: Vista aérea de una fábrica de aceite de palma en el límite de la selva del Parque Nacional de Gunung Leuser en Aceh (Indonesia). EFE.