La Biblioteca Nacional de Francia (BnF) y el Museo Picasso de París inauguraron el pasado 21 de marzo una doble exposición de Miquel Barceló con creaciones inéditas monumentales, entre ellas una vidriera trabajada con arcilla, un nuevo Muro de las Cabezas y unas gigantescas “Cerillas”, recién fundidas en el País Vasco.

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Imagen de la vidriera monumental

Pulpos, medusas, peces, crustáceos y animales marinos; serpientes, cocodrilos, bisontes, elefantes y otros mamíferos terrestres; escenas de inspiración rupestre, esqueletos, figuras fantásticas, humanas, vegetales y abstractas, invaden la infinita cristalera en perpetúa transformación, siguiendo la luz del día del ala oeste de la sede contemporánea de la Biblioteca Nacional. “Es arcilla sobre cristal, y la cosa es que el sol atravesando la cristalera proyecta imágenes en el suelo y sobre la gente (…), lo que me gusta es cómo la arcilla se vuelve pintura” y luz en movimiento, subrayó Barceló en el acto inaugural de esta doble exposición. En la BnF, el núcleo está compuesto por un centenar de piezas, de ellas sesenta estampas, aguafuertes, litografías y grabados, junto a pinturas, esculturas, cerámicas, guaches, dibujos y cuadernos de Barceló, para quien ambas exhibiciones son complementarias. Se trata de una obra efímera, realizada en poco más de 15 días y que el 28 de agosto, cuando la muestra concluya, dejará también de existir.

, vistas de dos de las salas del Museo Picasso-París

Cómo ver el Museo Picasso

En el Museo Picasso, el recorrido pasa por el jardín con las monumentales “Cerillas” nunca expuestas antes y concluye en Los tres Llull“, escultura de 2010 con tres rostros que pueden representar al artista, y a otros ilustres maestros como Tiziano y Miguel Ángel. El hilo conductor es aquí el taller del artista, el de Barceló, por supuesto, plasmado en algunos de sus célebres óleos de la década de los noventa o en una recreación de su taller de yesos, que ocupan una sala rodeados de fotografías del taller de Picasso.

Sus salas muestran, asimismo, un valioso conjunto de cerámicas recientes, en particular las realizadas con hollín, nunca expuestas antes, pues Barceló no había encontrado hasta ahora la técnica que le permitía fijar su negritud.

Vistas de dos de las salas del Museo Picasso-París

La monumentalidad de la vidriera de la BnF, dentro del museo, ofrece un trabajo hecho “in situ”, “El Muro de Cabezas”, que ocupa una sala en solitario, y cuyos tochos y piezas azules, verdes, blancos y negros fueron creados para la ocasión. Reflejan la pasión de Barceló por el arte prehistórico y de culturas como la azteca, y sus famosos estantes funerarios de cráneos, los tzompantli, confeccionados con decenas de calaveras de enemigos sacrificados para contentar al dios del sol y de la guerra, Huitzilopochtli. María Luisa Gaspar_EFE

IMÁGENES: Imagen de la vidriera monumental, vistas de dos de las salas del Museo Picasso-París. EFE/Archivo