El Instituto Nacional de Antropología de México (INAH), ha iniciado un proyecto para documentar los componentes, físicos y estéticos, y agentes de deterioro del monolito de Tláloc,que actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Antropología.

Canal Patrimonio

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Los encharcamientos y su sigilosa pero pertinaz filtración hacia los poros de la piedra representaban una de las amenazas para la conservación del Monolito de Coatlinchan o Tláloc, puesto que la advocación de esta gran escultura prehispánica aún no está clara. Tras realizar diversos estudios encaminados a salvaguardar la pieza, que se encuentra hoy en el Museo Nacional de Antropología (MNA), a donde fue trasladado un 16 de abril de 1964, se ha iniciado ahora un proyecto que ha permitido documentar sus componentes, físicos y estéticos, y sus agentes de deterioro, valiéndose de herramientas como el escaneo láser y la fotografía de alta resolución.

“Cuando planteamos estos trabajos en el monolito, considerado el quinto más grande del mundo, nos dimos cuenta que faltaba un registro pormenorizado de sus materiales y de la técnica con la que fue levantado”, comenta el restaurador Sergio González García, coordinador del proyecto. En la pila que la escultura tiene en su parte superior, los especialistas no sólo hallaron algunas monedas fuera de circulación, también encontraron escurrimientos de agua de lluvia que caían hacia su frente por una fisura. Para paliar el daño causado por la humedad, un equipo del Laboratorio de Conservación del Museo, diseñó una canaleta que da a la parte posterior de la gran talla de piedra.

Ahora, gracias a la colaboración del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, se desarrolla un prototipo de monitor láser que ayudará a medir cualquier vibración o variación de la vertical del monolito. Además desde hace dos años se han hecho análisis de muestras de envejecimiento en piedras traídas de Coatlinchan, lugar de donde procede la singular escultura.

En opinión del coordinador del proyecto de restauración y conservación de este monumento, el principal análisis del que se requiere resultados es una prueba comparativa entre muestras traídas de Coatlinchan y otras tomadas de la parte superior del monolito (la que estuvo encharcada) para definir si hay pérdida de material constitutivo. Para esto es necesario tomar muestras cuyas densidades de roca sean similares. Mientras tanto, el equipo responsable ya tiene comprometida la limpieza superficial anual del monolito para junio, que realizan con agua destilada y cepillos de cerdas suaves para no dañar esta escultura que lleva ya más de medio siglo acompañándoles en el museo.