La vanguardia artística argentina de la década de 1960, que floreció en un periodo político inestable, es la protagonista de la muestra “La paradoja en el centro”, que se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA).

Canal Patrimonio / EFE

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La mayoría de las obras de la exposición, casi todas pertenecientes al patrimonio del MAMBA, es representativa de una “paradoja” que destaca Javier Villa, comisario de la muestra. “Existe una contradicción en estos artistas, que rompen los materiales que utilizan para hacer arte, pero no dejan nunca de usarlos”, señala Villa a Efe.
Así, se pueden ver obras como “Pintura hombre”, de Alberto Greco, en la que utilizó brea como pintura y a la que dejó durante un tiempo a la intemperie, o “Passa un jett, che voglia di partire per linfinito”, un bastidor pintado al óleo y tajeado.
Asimismo, en la sala organizada en cuatro sectores interconectados, pueden verse pinturas del movimiento la “nueva figuración”, como Jorge de la Vega o Luis Felipe Noé; de la abstracción, como Raúl Lozza, y hasta instalaciones, como “Verificación esquemática”, de Antonio Trotta.
La gran cantidad de pinturas y algunas esculturas está acompañada de incursiones de los artistas en otras disciplinas: se puede escuchar la música de Jorge de la Vega y ver el filme “Submarino amarillo”, de Oscar Bony.

 

“También hay un punto de quiebre en ese tiempo, porque todos parten desde la pintura, desde el informalismo, una tendencia muy próxima a la abstracción, y luego terminan en las experiencias, las performances y los happening”, explica Villa.

 

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Instituto Di Tella
Durante los años 60, la vanguardia argentina realizaba todo tipo de actividades en el mítico Instituto Di Tella. Tras dos gobiernos democráticos debilitados de Arturo Frondizi y Arturo Illia, en 1966 los militares, al mando de Juan Carlos Onganía, llegaron al poder y pusieron freno a la efervescencia social y cultural en Argentina. En 1968, Onganía decidió enjuiciar al director del Instituto Di Tella por los graffitis contra el gobierno de facto que aparecieron en una obra de la muestra de arte experimental “Experiencias ’68”.
La obra en cuestión, “El baño”, de Roberto Plate y en la que los espectadores dejaban escritos sus mensajes, fue clausurada y, en respuesta a la medida, los artistas retiraron sus obras de la exposición y las destruyeron en la vía pública.

 

 

Kemble y Minujín
Dos autores que participaron de la efervescencia cultural de la época y destacan en la exhibición son Kenneth Kemble y Marta Minujín, referentes que coordinaron eventos y muestras que reunían a los artistas más importantes en ese momento. Kemble fue quien organizó la exposición “Arte destructivo” en 1961, en la galería Lirolay en Buenos Aires, en la que participaron varios artistas de la escena local que intervinieron y destruyeron objetos cotidianos, con el fin de realizar una “catarsis” en relación con la “violencia social de la época”.
En 1963, Marta Minujín realizó su primer happening, “La destrucción”, en París: la artista quemó sus obras previas con la intención de que su producción fuera “vida y no objeto de museo”. De vuelta a Buenos Aires, Minujín realizó otras experiencias en el Instituto Di Tella y fue una de las estrellas del lugar hasta que el gobierno militar de Onganía lo clausuró en 1970.

 
IMÁGENES: Fotografías cedidas por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) que muestran las obras “Gran Pintura Negra” de Kemble Kenneth y “Línea Continua” de Iommi Enio. EFE