El grabado paleolítico de una cabra pirenaica, descubierto en una roca de pizarra y con una antigüedad de entre 14.000 y 18.000 años, se ha convertido en la nueva joya de la estación rupestre lusa del Côa, declarada Patrimonio de la Humanidad.
Canal Patrimonio_Carlos García/Efe
Sobre una roca de pizarra de un metro de altura enterrada, los arqueólogos acaban de descubrir dos figuras grabadas bajo la técnica del “piqueteado”, es decir, delineadas mediante puntos en la roca. El grabado más sobresaliente es una cabra pirenaica, aunque también hay otra segunda cabra de tamaño inferior y un venado, según explicó el arqueólogo de las excavaciones, Thierry Aubry.
El hallazgo se ha producido durante unos sondeos en la zona de Penascosa, un enclave de la cuenca del Duero próximo a la frontera española de Salamanca y Zamora. Si la mayor parte de los grabados rupestres del Côa -Patrimonio de la Humanidad desde 1998- tienen entre 25.000 y 30.000 años y están esculpidos en la piedra de pizarra mediante incisiones, este descubrimiento demuestra que hubo una reutilización artística del entorno más allá de lo que se pensaba, argumentó el arqueólogo.
Figuras similares en su estación “hermana” de Siega Verde
Otro factor que demuestra la relevancia del descubrimiento es que “las figuras piqueteadas son similares a muchas de las que hay en la estación española de Siega Verde”, ubicada en la cuenca del Duero de la provincia de Salamanca, cerca del Côa. De hecho, una de las imágenes icónicas de Siega Verde (que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010 con extensión del Côa) es un caballo que está esculpido con la técnica del “piqueteado”. “Con este descubrimiento comprobamos que el Côa y Siega Verde se unen más aún y, además, se complementan”, manifestó el responsable de las excavaciones.
Además, en la roca también están representados otros animales mediante incisiones entre los que se percibe un ciervo y otros que aún no han sido identificados del todo, ya que hay parte aún enterrada, que solo deja ver parcialmente a los animales. De esta manera, el área de Penascosa se consolida como la zona del Côa más rica en arte paleolítico, ya que el nuevo hallazgo se convierte en la roca número 37 de todas las contabilizadas.
Ahora, según Thierry Aubry, “continuaremos las excavaciones junto a la roca” para intentar localizar algunos vestigios propios de esa época del Magdaleniense, es decir, de hace unos 12.000 o 14.000 años. También aseguró que, dado que hay muchas rocas que nunca fueron desenterradas, en el área de Penascosa “hay potencial para encontrar más grabados”.
Veinte aniversario de la declaración de Patrimonio
Bruno Navarro, presidente de la Fundación “Côa-Parque”, entidad que gestiona el conjunto del yacimiento, consideró “muy gratificante que en uno de los sitios más conocidos del parque aún se pueden descubrir nuevas manifestaciones artísticas prehistóricas”. Navarro, que recordó los 20 años como Patrimonio de la Humanidad del Côa en este 2018, señaló que seguirán apostando por la investigación científica en este yacimiento donde, además de universidades portuguesas, también suelen trabajar científicos de España o Francia.
En la estación rupestre del río Côa, con una extensión de 200 kilómetros de longitud, están catalogados alrededor de 13.000 grabados del Paleolítico Superior, incluidos algunos localizados en la parte contigua del río Duero. Las zonas visitables desde hace dos décadas son los enclaves de Penascosa, Canada do Inferno y Ribeira de Piscos.
IMAGEN: Fotografía facilitada por la Fundación Côa Parque, del grabado paleolítico de una cabra pirenaica, descubierto en una roca de pizarra y con una antigüedad de entre 14.000 y 18.000 años, que se ha convertido en la nueva joya de la estación rupestre lusa del Côa, declarada Patrimonio de la Humanidad. EFE